Isa's Blog

JEHOVÁ nuestro Dios es un Proveedor muy generoso. Suministra a toda su creación lo que satisface sus necesidades. Sin embargo, la mayoría de la humanidad piensa poco en esto. Ni le dan gracias a Jehová ni reconocen la gran deuda que tienen con él. Por otra parte, los cristianos no damos por sentada la bondad de Jehová. Lo honramos por lo que él hace en favor de nosotros. Por la devoción de ellos a él, Jehová ha encomendado a su pueblo varias cosas sagradas de que no disfruta la humanidad en general. Estas son cosas preciadas, apartadas como santas y relacionadas con la adoración de Jehová. ¿Sabe cuáles son esas cosas sagradas? ¿Y las ve con aprecio profundo y sincero?

Antes de analizar que cosas deben ser sagradas en la vida del cristiano recordemos que no todos los del pueblo de Dios han apreciado debidamente las cosas sagradas. Por ejemplo, Esaú, hijo de Isaac, falló en esto. Esaú tuvo la oportunidad de ser parte de la línea por la cual vendría la Descendencia prometida. Esto era parte de su primogenitura. Pero, para su vergüenza, la Biblia dice en (Génesis 25:34.): “Esaú despreció la primogenitura”. Obrando impetuosamente, la vendió por un plato de guisado de lentejas y pan; De hecho Pablo lo mencionó en una carta a cristianos hebreos ungidos. Después de instarlos a ‘seguir tras la paz con todos’, les advirtió que se aseguraran de que no hubiera entre ellos “ningún fornicador ni nadie que no aprecie cosas sagradas, como Esaú, que a cambio de una sola comida vendió regalados sus derechos de primogénito”. (Hebreos 12:16.) Ciertamente nosotros no queremos imitar su falta de aprecio.

Analizemos algunas de ellas. Para empezar, ¿cuál es el verdadero significado de la palabra santo? En el hebreo bíblico, la palabra santo expresa la idea de separación, y en el ámbito religioso se aplica a todo aquello que es apartado del uso corriente o es tenido por sagrado. Jehová es santo en sentido absoluto, de hecho se le llama el “Santísimo”; De hecho Los querubines y los serafines que rodean el trono de Jehová claman: “Santo, santo, santo es Jehová”; Esta repetición pone de relieve que Jehová es santo, limpio y puro en grado superlativo. Él es, de hecho, el Origen de toda santidad. Si esto es cierto en el caso de Jehová es lógico, pues, que haya muchas cosas en la vida de los cristianos ungidos y de sus compañeros que sean sagradas. Veamos algunas de ellas:

El nombre de Jehová. El sacrificio de rescate. Nuestra relación con Jehová. El privilegio que es ser parte de la organización de Jehová; La Palabra inspirada de Dios, la Biblia, donde se encuentran las leyes sagradas de Jehová. Nuestra esperanza del Reino. Nuestras reuniones cristianas; el ministerio cristiano; Los privilegios en la organización de Jehová el matrimonio; la familia. El espíritu santo. La oración;
¿Como demostramos apresio por estas cosas?

Cuando no dejamos que nada ni nadie se interponga entre nosotros y nuestro Dios, Jehová; cuando no hacemos nada que contriste el espíritu santo, es decir, nada que le impida obrar en nuestra vida; cuando atesoramos el privilegio de poder comunicarnos con el Soberano universal; Cuando ejercemos fe diariamente en el sacrificio de el rescate y lo demostramos por nuestra manera de vivir; Cuando mostramos que apreciamos lo sagrado de la organización de Jehová al hacer nuestra parte para mantenerla libre de inmundicia, inmoralidad, contienda, mercantilismo y sentimientos de superioridad y prejuicio; Cuando en las reuniones hacemos “declaración pública de nuestra esperanza” al hablar desde la plataforma según tenemos la oportunidad y al comentar con regularidad y contribuimos de nuestros fondos con regularidad y nos esforzamos por mantener el salón en las debidas condiciones; Cuando apreciamos el ministerio como un tesoro, al no ser irregulares ni inactivos en declarar las buenas nuevas, cuando Si usted opta por casarse, lo hace honorablemente. Y nunca dé por sentado el matrimonio edificando amor genuino y respeto profundo cada día. Y de tener hijos, los ‘criamos en la disciplina y regulación mental de Jehová’. Y si al orar nos dirigirnos a él con respeto, con reverencia, nunca sin seriedad, seguros de que él nos oirá y contestará las oraciones que ofrezcamos en armonía con su voluntad, en fin cuando nunca desatendemos las cosas sagradas que Jah nos encomienda entonces estaremos demostrando que nos adherimos al criterio de Jehová sobre las cosas sagradas.

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